jueves, 18 de septiembre de 2008

Filtros de Amor...

"Algunos odian la idea de estar casados; a otros les encanta. Más gente odia amar pero la mayoría aman odiar". Es una contradicción y desafío sin fin a la que comienzo a acostumbrarme.
Me gusta estar casada. No es sólo creer que las de mi generación fuimos educadas con ese fin y nuestro sueño era el vestido de novia! Yo aún conservo el bosquejo del que hubiera sido el mío, de haberme casado "como Dios manda", y no simplemente huir de casa...Se antojaba tan romántico!
Estar casado es algo más que un proyecto de vida, pero también tiene su lado amable, de lo contrario, ¿por qué sigue habiendo parejas que creen en el vínculo?
Es maravilloso tropezarnos con aquel ser humano especial con quien nos encanta compartir por el resto de nuestra vida.
Nadie es perfecto, pero es siempre bueno mirar a nuestra pareja con paciencia y decirse a sí mismo: “Este es el dilema que me encanta decifrar!”.
Me facina la imagen de refugio. La idea de que algo mágico nos sostiene a mí y a él, cuando enfrentamos los problemas, y al salir adelante la unión se fortalece aún más!
Estar casada me hizo darme cuenta de los placeres sencillos de la vida, como las caricias y besos incondicionales, el conversar saboreando una deliciosa taza de buen café, el reír, el cocinarle sus guisos favoritos, y el comportarme de manera melosa con mi esposo durante los ratos libres que tenemos; y ahora, en la etapa de la abuelez, donde nos permitimos toda clase de excesos, somos desmesurados y "cómplices naturales" de estas encantadoras creaturas que llegan a endulzarnos la vida, como recompensa a los tragos amargos que nos hacen pasar sus progenitores!
Esos, que yo llamaba "pequeñas esponjas", porque absorbían hasta la última gota de nuestra energía, pero con un sólo abrazo nos la devolvían con creces! Y luego, crecieron, y me hicieron experimentar el infierno en la tierra en la forma de calcetines regados cerca de la canasta de la ropa sucia, que al parecer , resultaba mágica ante su poder de no vaciarse nunca; pastas de dientes dejadas abiertas en la bañera, por cierto, llenas de pelos y otras extrañeces; camas sin arreglar, encontrar a media sala toda clase de herramientas, artículos deportivos y singulares piezas de algo que seguramente anda por ahí a medio armar, ronquidos cada vez más fuertes, chistes que me afectan personalmente y restos de comida y grasa en mis muebles. ¡Ugh!
Pero... qué son esas pequeñeces comparadas con las vidas vacías de mujeres más huecas por dentro que por fuera, y que enarbolando la bandera de "liberadas", antes de luchar por sus matrimonios, inundan su existencia de pláticas insulsas y sin fin con otros seres humanos abrumadoramente buenos para nada!
Estar casada es divertido pero, posiblemente mi opinión sobre el asunto resulte arcaica e inservible para las parejas jóvenes, que argumentan que el romanticismo constituye el verdadero sustento de las parejas y que es preferible acabar con la relación cuando éste se apaga en lugar de entrar a la monotonía del matrimonio...
Sé que es un camino largo y tortuoso a veces, pero lo que es importante es hacerse la promesa para nutrir al matrimonio, de dar lo mejor de uno, y sin esperar convencer a los demás lo que es el verdadero amor, desde mi muy particular punto de vista.
Dista mucho del romanticismo y no tiene que ver con el erotismo. Más bien es una comunión de corazones que es posible si uno tiene fé en ello.
Es una alianza que va mucho mas allá de los sentidos y es capaz de sufrir y negarse cualquier cosa por el otro, pues es sumamante gratificante el resultado!
Si alguien me preguntara la fórmula mágica ó el filtro de amor para continuar casados al paso de tanto tiempo, creo que no es tan difícil de explicar...
Simplemente yo me dedico a hacer feliz a mi esposo y él se dedica a hacerme feliz a mí...

Samantha

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