Las mujeres de mi generación, siempre estabamos posicionadas en roles de cuidar. El buen papel de mamá o de esposa dependía de la calidad de cuidados que dábamos a quienes nos rodeaban. Desde niñas fuimos educadas para cuidar y servir; más grandes, nos decían que no provocaramos problemas, nos enseñaban a callar, a no reclamar. Y si a eso le agregan, el que socialmente existía una extraña competencia por ser mujer entre las mujeres, teníamos que dominar varias especialidades, vernos bonitas y comportarnos con estilo...A mí siempre me ha gustado estar en casa y dedicarme a todas esas monerías, aunque nunca me he sentido del todo satisfecha pues no faltaba la que me restregara en la cara que lo había hecho mejor...De cualquier modo, con todos los cambios y acomodos que se gestan a mi alrededor, procuro hacer un esfuerzo para entender el mundo de las mujeres de hoy, que en el afán de la igualdad de oportunidades, sepultaron aquella herencia casi como maldición, y ante mis ojos, perdieron más de lo que ganaron, porque no es lo mismo valor que precio; yo mantenía firme mi creencia de que no hay dinero que justifique dejar la crianza de los hijos en manos de extraños, por más que los quieran, no deben ocupar nunca el lugar de los padres y menos si no existe ninguna urgencia que lo amerite.
Bueno, resulta que hoy no estoy tan segura de ello...Estoy confundida en cuanto a las decisiones de mis hijos y las consecuencias que les acarrean sus desplantes.Mi consejera me dijo que nunca me sienta culpable por una conducta de mis hijos que no hayan aprendido de mí! La teoría es fabulosa, pero no me sirve! Si entre todas las cosas que nos hicieron aprender por supuesto que se requería ser una "culpable crónica", así ni habían de investigar a fondo; si el bebé se enferma, es por que no lo cuidaste bien; si se cae, es porque no le pones atención; si tu esposo se harta de tí, es porque no lo supiste atender; . Si… si… si… si… hay múltiples posturas que pueden ponerte en el lugar de inútil, descuidada, irresponsable!
Las mujeres eramos calificadas socialmente desde la forma en la que ejercíamos nuestra maternidad ó desde la forma en la que llevamos nuestra casa y nuestro matrimonio.
Para muchas mujeres este encargo es realmente pesado y agobiador. De ahí creo que viene el afán de irse al extremo opuesto!
Ahora enfrento exigencias, por parte mis hijos, y la principal es cuidar de mis nietos; por supuesto, no pueden estar en mejores manos, si para eso fuí entrenada, por no decir amaestrada, y desde lo más profundo de mi ser, me revelo a ser parte de ello, porque me resulta humillante cumplir con la responsabilidad de sus mamás mientras ellan se liberan del yugo, arregladitas, perfumadas y compactas, salen a ganar dinero, para irse más lejos aún!
Y aquí tienen a quien sostuvo antaño que el verdadero amor es hecho en casa, y que lo que sembramos, hemos de recoger...¿Saben qué? Al menos, hoy no lo veo así!
Mi abuela fué una pionera de la liberación femenina! Ella, era modista de alta costura y en un principio cosía sólo para portar la última moda. Luego sus hermanas y amigas cercanas le hacían encargos para eventos especiales y así se fué enrolando hasta convertirse en experta; a mí me tocó criarme entre telas y patrones, escuchando todo tipo de conversaciones vanales por parte de sus "finas amistades"; una decía que a ella -no se le daba cocinar, por lo que tenía cocinera-, otra que -no se le daba manejar y contaba con chofer-, lo mismo para cuidar niños, sus niñeras,había una que entrenó a tal grado a su empleada de confianza que le manejaba la chequeray el coche último modelo que su marido el Político le proveía con regularidad!
Un día, hablando con mi abuela de sus clientas y su falta de destreza para llevar su hogar, a juzgar por la cantidad de gente empleada para suplir sus funciones, ella me dijo categóricamente: "Si las brutas, somos nosotras!" Y sí, ya viéndolo con otro filtro, qué bien se la pasaban estas señoras, levantándose para desocuparse, y la peor tragedia que podían sortear era una uña rota, todo lo demás, en manos de sus laboriosos y humildes asalariados!
Hoy, hago reflexión y lo único que saco en conclusión, es este abismo entre las mujeres de mi generación y las de hoy, lo que hace difícil la convivencia, y en un intento casi agónico por asomarme a su mundo y verle más conveniencia que desventajas, lamento tener en estado latente mis habilidades y creo que la falta de respeto de mis hijos hacia mi tiempo y mis actividades, se debe a que para ellos su madre no trabaja...sólo se dedica al hogar!
Samantha
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